21.agosto.24

Fabricando fantasías

Quisiera poder hablarte y abrazarte como antes

Hoy, como el resto de la semana, ha comenzado el día algo frío. Y nada como un poco de salsa para animar el espíritu.


Bueno, entre estas canciones, hay una que hoy me ha tocado mucho el corazón. No es nueva, no es la primera vez que la escucho y desde un principio conozco el origen de su creación.


Pero, hoy no he podido evitar conmoverme con ella, su sentimiento ha envuelto mi corazón y me ha hecho pensar como siempre en mi querido tío, y sobre todo en mi abuela, mi mamita.






Sin darme cuenta, estaba cantándola sin voz y con lágrimas. Hay pérdidas cuyo dolor los años no alivian. Y si así es en el corazón de una sobrina, en el de una madre ha de ser inmenso.


Cuando perdemos a una pareja somos viudos; si es a uno de nuestros padres o a ambos, huérfanos. Pero una madre, y un padre, siguen siéndolo aunque sus hijos no estén ya físicamente con ellos.


Pronto serán 28 años desde su ausencia física, y aún veo a mi abuela con sus ojos nublados cuando lo mencionamos, eso sí, con una sonrisa por sus recuerdos.


Con ella aprendí que nadie ni nada reemplaza a un hijo, nunca.


Mi tío A. fue mucho más que un tío para mí, fue mi mentor, mi cuidador, mi amigo y quién mejor me entendía y animaba.


Aún recuerdo como si fuera ayer cuando en Kinder debía hacer una tarjeta para el Día del Padre y volví triste a casa por no tener a quién dársela. Y él secó mis lagrimillas y me dijo que yo era afortunada porque tenía 3 personas a quién dárselas: mi papito (abuelo), mi tío R. y él mismo.


Adoraba cuando me ponía sobre sus pies para bailar juntos. Y cómo olvidar cuando pintábamos juntos, incluso cuando estaba estudiando o realizando un proyecto de la U, se detenía por y para mí.


Tenía tantos sueños para mí, tantas proyecciones que a veces no puedo evitar preguntarme si le he decepcionado o si está orgulloso sobre mis elecciones de vida.


Siempre me han dicho que tengo mucho de él, de sus rasgos y de su personalidad, y al escucharlo me siento dichosa, inmensamente dichosa.


Y en honor a él es que di nombre a mi hijo, para transmitirle un poquillo de su esencia.


Mi tío y yo - los 80s

Hoy mis lágrimas y dolor son por tu ausencia, tío, y sé que no soy la única en casa que se siente así. No se necesita una canción para recordarte pues siempre has estado en mi corazón, y así será hasta que estemos una vez más juntos.

B.

mamá antisocial de un tween extrovertido... chocohólica empedernida... criadora de pikmins... y a veces trabajo con código...

la autora