Son las 23:39, aprovecho la tranquilidad de la noche para revisar mis redes sociales mientras escucho uno de mis programas de TV, me detengo para entrar a la habitación a revisar que duermes bien; y de pronto me invade una nostalgia inmensa.
Te veo durmiendo plácidamente ya en tu propia habitación y luces taaan grande, tan diferente al bebesito que tuve en mis brazos, que busco en la computadora fotos y videos tuyos y al ir viendo como has ido cambiando tus facciones sin perder tu hermosa y brillante mirada, tu sonrisa que me desarma, no puedo evitar contener unas lagrimillas.
Disfruto ver como has ido creciendo, cómo aprendes y te vuelve más independiente día a día; y a pesar de esto no puedo dejar de verte como ese pequeño bebé que en nuestro primer encuentro con sólo rozar mi nariz pudo calmarse y dejar el llanto, él mismo que cuando nos reencontramos, ya en su incubadora y recién operado tomó fuertemente mi dedo, y que nos enseñó a S. y a mí lo que significa AMOR MÁS ALLÁ DE TODO Y TODOS.
Y es que echo de menos mi embarazo y tus pataditas, las que me hacían saltar a cada rato, desearía haber tomado fotos de esta etapa para mostrarte, sólo tengo una y no es muy buena.
Echo de menos cada uno de los maravillosos momentos que me has brindado, hasta aquellos que en su tiempo no me parecían tan perfectos igual los extraño y antetodo me disculpo por concentrarme en cosas irrelevantes en vez de aprovechar el tiempo contigo y si no supe cómo evitarte mis frustraciones.
Cada uno de los hitos de tu crecimiento hinchan mi corazón de felicidad, incluso los que puedan parecer tan ordinarios, pero los hiciste tú y eso es suficiente para alegrarme.
Cuando comparo como manejas las situaciones ahora y pienso como lo hacías antes, escucharte hablar tan fluidamente y soltar razonamientos tan cuidados, todo esto me sorprende, ¡y sólo tienes 5 años conmigo, imagínate como me pondré cuando seas mayor!
Soy consciente de que esta nostalgia no la sentiré sólo hoy, de hecho la he sentido antes pero no tan fuerte.
Y tal vez sea más fuerte a medida que crezcas y sigas siendo más y más autónomo, pero no pienses que eso significa que deseo que te quedes chico; al contrario, sólo pido a Dios que me dé vida para ver el estupendo adulto que sé que serás (siempre con Su Divina Guía).
Nuevamente te pido disculpas por los errores que he cometido y las palabras que no debí decir, créeme que nunca han sido intencionados y que en sus momentos he intentado corregirme y demostrarte lo equivocada que estuve con mis actos y palabras. Me has enseñado tanto y sé que falta mucho más por aprender pero lo haré con el mayor ímpetu.
Terminaré este post e iré a decirte en susurros lo mucho que TE AMO como he hecho cada noche desde que llegaste a iluminar mi vida, hace ya 5 años y un poco más.